En septiembre, al hilo del inicio del curso escolar, los jóvenes de ATD Cuarto Mundo vuelven a encontrarse. Este año 2023/24 se enfrentan a un reto nuevo: la división del grupo. Los más mayores continúan la dinámica de Juventud por separado con responsabilidades que orbitan en torno al compromiso y a la movilización. Los más «pequeños” reciben con recelo la nueva responsabilidad que implica convertirse en los mayores: acoger a los que llegan al grupo y ser, en cierta medida, sus referentes. 

Las nuevas circunstancias asustan y se echa de menos el ambiente cómodo y distendido propio de un grupo de personas con confianza. Construir nuevas relaciones y ganar esa confianza no apetece. “¿Por qué os habéis cargado el grupo?”.

Además, la pobreza no da respiro, y mientras los cimientos del grupo se tambalean, los jóvenes siguen enfrentando en sus vidas problemas que les hacen difícil participar y venir a los encuentros.

Pasan los días a trompicones, y van apareciendo nuevas caras. Pasan más días, y las caras empiezan a ser conocidas, y a la reticencia y las dificultades empieza a sumarse el compromiso de seguir haciendo del grupo un espacio fuerte y seguro en el que aprender y cuidar. 

Para nosotros, el objetivo del curso está claro: impulsar a estos adolescentes a crecer y convertirse en jóvenes que, como los mayores que han dejado el grupo este año, tomen como suya la responsabilidad de cambiar el mundo.