Si queremos avanzar hacia una sociedad en la que todos/as podamos participar al mismo nivel y ver reconocidos nuestros derechos fundamentales, es necesario desarrollar dinámicas y estructuras de trabajo en las que diferentes personas podamos aprender unas de otras, incluyendo a aquellas con experiencia de pobreza. Cada persona tiene algo que aportar desde su experiencia, su trabajo, su vida. La búsqueda de la participación efectiva de quienes suelen quedar siempre al margen no es opcional, es una condición indispensable en la lucha contra la pobreza.
Este proceso de conocimiento y trabajo conjunto nos lleva a una transformación personal, al mismo tiempo que nos permite conseguir tener más fuerza y más potencia.
En este eje hemos priorizado tres áreas de trabajo: