El pasado 18 de noviembre, en el Club de Amigos de la Unesco de Madrid, tuvo lugar la Universidad Popular Cuarto Mundo sobre el tema del amor. Varios grupos prepararon sus intervenciones sobre esta cuestión desde la experiencia de personas y colectivos que viven en situación de extrema pobreza y exclusión en zonas desfavorecidas de Madrid (Palomeras, San Isidro, Ventilla, Espartales [Alcalá]). La Universidad Popular Cuarto Mundo es un instrumento colectivo que favorece tomar la palabra y ayuda a estructurar el pensamiento, libre de juicios y de burlas, y da prioridad a la expresión de quienes normalmente no la tienen.

En cada Universidad Popular Cuarto Mundo una persona experta invitada, después de escuchar la experiencia y opiniones de la sala, hace una breve presentación y establece un diálogo. Durante todo este año 2017, coincidiendo con el centenario de su nacimiento, el invitado ha sido Joseph Wresinski, fundador de ATD Cuarto Mundo, y su visión y acción revolucionaria hacia una sociedad sin miseria. En esta ocasión la persona que facilitó la reflexión fue Leo Sánchez, militante Cuarto Mundo.

Aunque la experiencia de muchas personas en situación de pobreza es que se sienten tratados “como perros, no como seres humanos”, para Joseph Wresinski toda persona lleva en sí inscritas las capacidades que le hacen humano; entre otras, la libertad, el amor y la dignidad. Pero hay que entender cuáles son los obstáculos y los espacios en los que estas capacidades se desarrollan o se asfixian. Es difícil hablar de la realidad de las familias en situación más grave de pobreza sin que se convierta en un acto sensacionalista, puesto que viven situaciones excepcionales. Pero es imprescindible partir de la experiencia, ambiciones y gestos precisos de las personas.

Para Wresinski el amor, en todas sus dimensiones y formas, es un proyecto que requiere de libertad de elección, distancia y tiempo. Para descubrir cómo los más pobres crean esos márgenes de libertad, distancia y tiempo, dirá en uno de sus escritos, hay que arrodillarse, pues esta libertad se produce a un nivel muy bajo.

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Leo Sánchez expresó en su intervención en la Universidad Popular que algo muy importante para ella fue una carta que escribió su hija diciendo lo orgullosa que estaba de su madre y de su padre, de pasear con ellos, sobre todo por lograr que la familia se mantuviera unida. Cuando las situaciones son tan difíciles que todo el mundo piensa que la familia va a estallar, es importante escuchar que has sido capaz de amar. Otra persona de la sala afirmó que esa es su lucha, que ante la mirada de desprecio que recibes y que hace que termines por no quererte, ella lucha para que sus hijas aprendan a amarse y a tener una mirada positiva sobre sí mismas.

Leo, y otras personas en la sala, afirmaron que siendo niños fueron testigo del amor de su madre y de su padre, de su mutua defensa, de su actitud de protección en la pareja pese a todas las cosas que vivían. Este sentimiento profundo de amor a pesar de las violencias de la miseria es un referente en sus vidas. En situaciones de pobreza, cuando se ha vivido la violencia, en ocasiones se termina odiando a quienes te rodean porque les consideras culpables de todos los males. La pobreza no solo empuja a la violencia, también empuja al perdón. Muchos de los presentes hablaron de cómo, al hacerse adultos, han podido entender de manera diferente las actitudes de sus padres y madres y la situación que vivían, logrando así pasar del odio al perdón.

Leo puso varios ejemplos de la educación en el amor que recibió de sus padres. Así, compartió: “mi padre, cuando iba a trabajar se llevaba el único trozo de chorizo que había en las lentejas. Se lo llevaba en la tartera porque se suponía que él necesitaba más porque era el que estaba trabajando. Pero era un ritual, porque se lo llevaba y lo traía de vuelta. Eso es para mí educar en que hay que compartir, [es enseñar a amar]”.

Se aportaron muchas más reflexiones sobre el amor, pero sobre todo se subrayó que tanto para las personas en situación de pobreza como para quienes disponen de riqueza material: “el amor es una plenitud contigo mismo”, “amamos por lo que somos, no por lo que tenemos”, “el ser humano es amor en sí mismo, puede ser tan grande como la vida misma”.

Como conclusión podríamos subrayar la importancia de cultivar una mirada hacia cada persona como seres humanos capaces de amar, incluso en las peores situaciones. Además, la necesidad e importancia de nombrar públicamente los gestos y actos de amor que realizan las personas. Bajo una mirada atenta, vemos que las personas más pobres crean constantemente oportunidades de perdón y viven como nadie el esfuerzo por mantener la unidad con los demás, pese a todos los obstáculos.

“Lo que nos maravilla sobre todo es esta manera que tiene el amor de las personas pobres de renacer, de resurgir aparentemente de la nada, sobre escombros, a la mínima tregua, a la mínima ocasion”.

(Joseph Wresinski, texto completo en  http://www.joseph-wresinski.org/es/la-caridad-en-el-cuarto-mundo/)